Buscando amigos con mi enemigo. (Rol Privado con Ren)

El silencio invadía la oficina que le habían humildemente regalado en suposición de que él algún día aceptara la oferta de ser un verdadero líder de centenares de rebeldes sedientos por tomar venganza de la compañía que había logrado hacer gran parte de su vida un infierno andante. Torció hasta tronar los huesos de su cuello sin que le causara un cambio en el impasible semblante las suplicas de tanta mierda sin rumbo. Se levantó casi de inmediato cuando parecían haber terminado de parlotear los presentes. Llevaba más años vivos que varios juntos enfrente de su presencia, y 23 años llevaba aplicando su retorcida manera de entender la justicia.

Lo que verdaderamente el mundo debía recibir era el caos, el desastre intenso y crudo de una nueva guerra. De otra manera jamás podría mostrar respeto a la muerte de todo lo que alguna vez considero puro. Cierta sonrisa sádica apareció en sus labios al pensarlo, mostrando así los caninos a cualquiera que se le ocurriera pasar cerca de su perímetro. Nada le sorprendía cuando al salir, ordas de gente gritaba, aclamando un nombre que apenas era suyo porque consistía en el único registro que dejo abierto después de lo sucedido en su estadía en Shinra, pensar que solo así hubo de entender sus intenciones.

Debía haber algo asqueroso, mórbido incluso en la sangre de todos al querer seguir aquel que con tal de ver sangre correr, mataría a todo presente o que se considere a si mismo inocente; después de todo eran ya iguales, cómplices del mismo juego humano. –Hmph…-bajó las escaleras metálicas del edificio, todo hacía ruido a su alrededor fueran ya los pedazos sueltos de su gabardina o la naturaleza de todos los que chocaban metales contra metales, sus sentidos demasiado agudizados gracias a ello. Tanto como para escuchar un par de mocosos acercarse a un rebelde de buen rango comercial. -…Piérdanse- les ordeno mientras se acercaba al albino con su usual voz grave, agresiva y dominante para cualquier mente débil.